El reto se planteó al ocultar la zona de aguas, que se diseñó camuflada y con el objetivo de que robara el menor espacio posible al área de trabajo. La solución vino dada por una puerta al estilo garaje, con un sistema de poleas y contrapesos que hacen que su apertura sea muy sencilla y sin esfuerzo.
Pensando en instalar además mayor cantidad de almacenaje alrededor de la zona de cocción, los muebles altos se suspendieron de la viga del techo mediante unas piezas metálicas especiales. Continuando con la idea de ocultar al máximo los electrodomésticos, el acceso al microondas se pensó desde dentro de la hornacina y el horno se colocó bajo para que no se viera directamente desde la zona del comedor. El mobiliario se resolvió con un acabado laminado con canto laminado en granito y blanco alpino.